Blog de Villenero




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"Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, en cualquier caso estás en lo cierto"


16/5/13

101 km RONDA... RETO CONSEGUIDO

No era una carrera cualquiera. No era una carrera más. Era, quizá, mi mayor reto deportivo hasta la fecha: completar los 101 km de Ronda-La legión. 

Los preparativos para una carrera de esta envergadura son especiales y hay consejos muy válidos de corredores que ya la han hecho en ocasiones anteriores. Pero a última hora decidimos no hacer caso de uno de ellos. Nos habían aconsejado dejar en Setenil (km 58 de carrera) una mochila con algo de ropa, frontal y deferentes materiales que pudieran hacer falta (otras zapatillas, vaselina, compeed, …). Pero decidimos arriesgar y no dejar nada en ese punto pues pensamos que pasaríamos por él por la tarde, quizá demasiado pronto para la ropa de más abrigo y el frontal. Así que dejamos la mochila en el cuartel del km 77. Demasiado tarde quizá??? Hasta el km 77 podían pasar muchas cosas. Pero así lo hicimos Emilio y yo.

Típica foto con legionarios

Todo preparado

Llegó el día 11, día de la carrera. Ahora sólo faltaba que llegaran las 11, hora de la prueba. El día amaneció nublado, pero poco a poco fue despejando y dando paso al sol que nos dificultaría, todavía más, este gran reto personal. 

Los hermanos Izquierdo preparados para la batalla

El ambiente de la salida era espectacular. Los ciclistas y duatletas estaban preparados llenando la pista de atletismo que hay alrededor del campo de fútbol. Los marchadores esperábamos impacientes nuestro momento. La salida de las bicicletas se hizo muy larga, más de veinte minutos saliendo ciclistas, y por fin la espera finalizaba justo a las 11 cuando daban la salida a esta 16ª edición de los 101 de Ronda. Pascu, Emilio, Iván y yo nos chocamos las manos… Suerte!!!!
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Relajados antes del comienzo de la carrera
Los 4 marchadores villeneros en los 101 de Ronda
Pensando en lo que me espera
Imagen de la salida de los ciclistas. 
Los marchadores esperando su turno en el centro del campo

Pronto perdemos de vista a Iván y Pascu como era previsible. Emilio y yo comenzamos a un ritmo más suave, disfrutando de esos primeros metros, de las calles de Ronda y de los ánimos del público. Los primeros 35 km de la carrera son quizá los más fáciles porque las fuerzas están intactas y porque el terreno es muy llevadero. Lo importante en estos km es no castigarse demasiado y guardar fuerzas para después. Así lo hacemos y nuestro ritmo es suave, algo por encima de los 6’ el km, caminando en algunos tramos de ascenso, y parando a comer y beber en todos los avituallamientos. 

 Conociendo mi estado físico, mi pensamiento estaba centrado en evitar a toda costa los calambres en estos primeros km. Son km de frescura física pero de dudas, pues si me “engancho” al principio estoy perdido. Por ello, cuando noto algún indicio de calambre aflojo todavía más el ritmo, incluso camino algunos metros. Todo marcha bien, pero no me fío del isquio que ya me da algún aviso y me tomo una pastilla de potasio que me había dado Emilio (creo que esas pastillas me salvaron la carrera). Normalmente cuando tomo algo en carrera (geles por ejemplo) no noto su efecto. Pero en esta ocasión, al tomar las pastillas pasé unos km muy buenos, no tenía ninguna molestia en los isquios ni ninguna tirantez, todo perfecto. Del km 25 al 35-40 fui mejor que al principio, perfecto. En esos km fue cuando me alejé de Emilio, mejor ir cada uno a su ritmo.

 Durante la carrera hablas con mucha gente, que cuenta sus experiencias, o que pregunta, o simplemente que saluda. Coincidí con un chaval de Onil, que el año anterior se había retirado en el km 70 por un golpe de calor. Este año hizo mucho calor, pero al parecer menos que el anterior. Casualmente hablando con otro corredor me dijo lo mismo, retirado el año anterior por un golpe de calor en el km 70… Madre mía!!! Pensé yo, qué tendrá ese km 70??? Poco después lo comprobaría. 

 Los km pasaban y el calor iba haciendo mella. Cada vez el cuerpo pedía más líquido. Pedía caminar a poco que se complicara el terreno. Pedía ya una referencia, un objetivo, una meta antes de la meta. Así que el planteamiento fue llegar a Setenil en las mejores condiciones posibles, pero no parar, hacer ese control como otro más, aunque allí muchos corredores paran para tomar un descanso. 

 En esos km atravesamos rectas muy largas, de pista, muy seca, interminables, que se hicieron más amenos gracias a la conversación con Reyes, una Sevillana que hizo un carrerón quedando en las primeras posiciones femeninas. También coincidí con dos corredores de Novelda, que al ver mi camiseta me animaron… ¡¡¡vamos villenero!!! Otro corredor de Alcoy, un legionario de Alicante, … en definitiva muchos alicantinos por tierras malagueñas, je je…que al ver la camiseta de PROMESAS VILLENA se presentaban como vecinos nuestros. 

 El paso por Setenil no cumplió mis expectativas de lo que yo me había imaginado. Poquísima gente en las calles (quizá la hora y el calor hizo que la gente no saliera a animar a los corredores) y el avituallamiento era como los demás, otro. Yo esperaba un recinto cerrado tipo cuartel militar o algo así, pero no. Mejor. Así pude cumplir con más facilidad eso que me había propuesto… comer algo, beber, llenar el bidón, y para delante, sin parar, pensando en el siguiente objetivo, que ahora sí, era el cuartel de la legión del km 77.

 Ahora empezaba lo bueno. El desnivel de la carrera estaba concentrado en su mayor parte en estos últimos 40 km, así que a partir de ahora habría que tomárselo con más calma todavía. Justo a la salida del avituallamiento de Setenil nos encontramos con una cuesta muy fuerte, con un desnivel importante, que subíamos como podíamos y mirando hacia arriba para ver cuanto quedaba. Pero eso no era nada. Mi peor momento de toda la carrera, sin duda, fue el tramo desde el km 65 al 70. Una cuesta larguísima y el calor tuvieron la culpa. El sol todavía apretaba de lo lindo, y en este lado de la montaña no corría nada de viento por lo que el calor era intenso, y hacía que muchos marchadores y ciclistas pararan en las pocas sombras que había a tomar un descanso. Por momentos notaba que la temperatura de mi cuerpo subía en exceso (en este momento pude comprobar el motivo de esos abandonos del km 70 que he comentado anteriormente). El final de la subida coincidió con la bajada de temperatura, por lo que desde el km 70 al cuartel la cosa fue algo mejor. Pero no del todo bien porque atravesamos una bajada larguísima, interminable, que provocaba dolores en dedos, rodillas, cuádriceps, … y que me hizo volver a pensar eso de… ¿qué prefiero subir o bajar?... creo que en estos momentos ni una cosa ni la otra. 

 En una prueba tan larga tienes mucho tiempo para pensar, pensar y pensar. En todo lo pensable. Tengo que decir que me pareció una carrera con poco público, pero el poco que había animaba a rabiar, te gritaban, te explicaban cómo eran los próximos km, te piropeaban, je je…Por el km 75 un espectador me dijo: “Ya lo tienes. Esto ya está” Esas sencillas palabras me hicieron pensar muchas cosas. En principio me lo creí, pensé que llevaba 75 km y que quedaban “sólo” 25, comparativamente llevaba mucho más de lo que me quedaba. Este espectador tiene razón, esto ya está. Pocos segundos después pensé: “Me quedan 25 km… ¡¡¡pero si es casi como la Volta a la Foia y voy rebentaooo!!!” Me quedaban unas 4 horas calculaba yo, pues el ritmo era flojito y el terreno que quedaba era el más difícil de la carrera. 

 Llegué al cuartel, km 77. Pedí mi mochila, llena de cosas por si acaso. Pero sólo cogí el frontal y una camiseta por si la temperatura bajaba. Vi a los hermanos Izquierdo haciendo una parada para recobrar fuerzas y hacer su último tramo en bicicleta (me alegré mucho de ver a alguien conocido). Cogí un caldito y un aquarius… buena mezcla… je je… Me senté durante unos segundos para tomar ese caldito y… a la marcha de nuevo. 

 Al salir del cuartel pasamos unos minutos bajando, pero pronto empezaba lo bueno. Estos últimos 24 km eran los más duros. Subidas y bajadas constantes, sin descanso. Subiendo caminaba, bajando de dejaba llevar pero muy despacito. Seguía sin noticias importantes del isquio, aunque me dolía todo. 

 Más o menos en el km 88 vi a lo lejos a Pascual. Lo pillé un poco más adelante, casi en el 90, justo cuando tuvimos que conectar los frontales porque ya anochecía. Pascual había pasado un mal momento, con mareos y demás, incluso tuvieron que inyectarle algo para recuperarle y que pudiera acabar la prueba. Desde ahí a meta iríamos juntos, con otros corredores más que se quejaban de que esas cuestas eran nuevas, que en años anteriores no estaban. Parece ser que como la prueba es suave, los organizadores decidieron añadir dos “cuestecitas” más para el postre. Según un corredor este año la prueba tenía 600 metros más de desnivel positivo, y todos en estos últimos 10 km, casi na. 

 En el último avituallamiento un legionario nos informa de lo que nos queda. 4 km, con la cuesta del cachondeo para terminar. Ahora sí sabíamos que lo conseguiríamos, que estaba hecho. En los últimos km ya no sufrí tanto, no sé si porque el ritmo era suavecito, o porque el cuerpo había llegado ya a un estado de normalidad con esos dolores, o sea, que el cuerpo diría “Este tío está mal de la cabeza, ya me he quejado bastante y no me puedo quejar más”. 

 Aunque parezca mentira Pascu y yo disfrutamos de esa cuesta del cachondeo. La subimos con calma entre marchadores y ciclistas. Al llegar arriba nos felicitamos y un espectador nos dice “Venga, que quedan sólo 10 minutos”… ¿10 minutos aún?... pues sí, todavía nos quedaba subir un poquito y dar una vueltecilla por el pueblo. 

LA META, por fin, lo hemos conseguido. Somos cientouneros.
Nuestro tiempo quizá sea lo de menos: 12 horas 52 minutos.



Fotos tomadas justo al entrar en meta por nuestro amigo David Izquierdo.
Con Pascu (izda). Recibiendo la medalla (centro). 
Enseñando el Pasaporte Legionario completado (dcha)

Quisiera destacar que es un verdadero orgullo poder hacer esta crónica, poder contar mis experiencias y haber podido completar esta prueba. 

 También quiero dar la enhorabuena a los villeneros que hemos ido a Ronda este año. El que ha hecho esta carrera sabe lo que se sufre, sabe lo que es, y valora más todavía el hecho de poder terminarla.

Enhorabuena Iván, Pascu, Emilio, David y Juanjo. ¡¡¡Somos cientouneros!!! 

 A la mañana siguiente, al ir a recoger nuestras mochilas, pudimos ver a muchos marchadores terminar la prueba. Su tiempo era de 21 horas y media, aproximadamente. Toda una hazaña. Cuando estás de público también valoras mucho lo que consigue cada uno de los que cruzan esa meta, sea en el tiempo que sea. Todavía quedaban muchos marchadores por entrar a estas horas.

Cabe destacar también que ha sido una edición muy dura, pues de los 3200 inscritos, sólo la pudimos completar unos 2000. Esto le da más valor todavía.

4/5/13

101 DE RONDA???

Queda una semana justa para este gran reto personal. Espero poder disfrutar de la prueba y acabar con buenas sensaciones.

Vamos a por ella!!!